“Seguridad alimentaria en Paraguay: barreras en el acceso a una dieta saludable”

Foto: Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicación (MITIC)

Reflexionar sobre la seguridad alimentaria, implica referirse a un derecho que se ejerce cuando toda persona tiene acceso físico y económico, en todo momento, a una alimentación adecuada. En el año 2.020, unas 768.000.000 personas pasaron hambre porque no tuvieron acceso a suficientes alimentos en su hogar durante todo el año (FAO, 2021). El último informe sobre el estado de la seguridad alimentaria en el mundo señala que después de cinco años sin variaciones, el hambre aumentó 1,5% en 2.020 lo que dificulta el reto de cumplir la meta de hambre cero para el 2.030 (FAO, FIDA, OMS, PMA y UNICEF, 2021). En un escenario donde la pandemia por COVID-19 ha generado efectos negativos que aún no podemos cuantificar, pero que ya podemos sentir, resulta fundamental generar aprendizajes que sirvan para el fortalecimiento de políticas públicas vinculadas a la seguridad alimentaria en Paraguay.

En este contexto, la Estrategia Nacional de Innovación (ENI) y el Laboratorio de Aceleración del PNUD en el marco de la iniciativa Wendá 2.0, se encuentran desarrollando un ciclo de aprendizajes vinculado al desafío de la seguridad alimentaria como foco de innovación social. En la fase de descubrimiento de este ciclo, se han identificado barreras en el acceso económico y físico a alimentos que permitan sostener dietas saludables. Como consecuencia del impacto negativo de la pandemia en la economía, se ha observado una reducción de ingresos en los hogares y la suba de precios de los alimentos. En este escenario, los hogares paraguayos recurren a dietas de baja diversidad priorizando alimentos de alto contenido calórico y baja calidad nutricional.

Descubriendo las barreras en el acceso a una dieta saludable

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2018), una dieta saludable es equilibrada, diversa, contiene una selección apropiada de alimentos y protege de la malnutrición. Debe incluir legumbres, cereales integrales, frutos secos y un mínimo de 400 gramos de frutas y hortalizas al día. Además, el porcentaje de calorías en forma de grasas no debe superar el 30%, y se deben restringir las grasas saturadas y las trans. Las calorías correspondientes a azúcar deben ser inferiores al 10% y hay que evitar superar los 5 gramos de sal al día. En base a esto y considerando las características individuales, el contexto cultural, las costumbres y los productos disponibles en Paraguay se han desarrollado las Guías Alimentarias del Paraguay (INAN, 2015), cuya clasificación en grupos de alimentos y recomendaciones se toman como referencia para la conceptualización de una dieta saludable en el marco de este ciclo de aprendizajes.

Guías Alimentarias del Paraguay

De manera a dimensionar la magnitud del problema, resulta útil reflexionar sobre la seguridad alimentaria en el contexto de las cifras oficiales que miden la pobreza y la pobreza extrema en Paraguay. Para el año 2.020, un poco menos de 2.000.000 de personas se encontraban en situación de pobreza mientras que aproximadamente 300.000 personas se encontraban en pobreza extrema (INE, 2020). Para el mismo año, más de 1.300.000 personas no pudieron financiar una dieta saludable que combine las calorías y los nutrientes suficientes mientras que más de 600.000 personas se encontraron en una situación de subalimentación o hambre.

Al tratarse de un problema complejo y multidimensional derivado de procesos multicausales y con diversos efectos que repercuten en la calidad de vida de la población, se ha optado por delimitar el presente análisis en las barreras en cuanto al acceso económico asumiendo que la pobreza y la desigualdad son causas subyacentes y estructurales de todas las formas de inseguridad alimentaria. En este sentido, se e tiende que la desigualdad de ingresos eleva las probabilidades de inseguridad alimentaria y socava el efecto positivo que todo crecimiento económico tiene en la seguridad

alimentaria de los hogares (FAO, FIDA, OPS, WFP, & UNICEF, 2020). En el presente ciclo de aprendizajes se optó por este aspecto estructural y se espera que el mismo sea un punto de partida para futuras actividades de aprendizaje en torno a la seguridad alimentaria en Paraguay.

Porcentaje de la población que no puede acceder económicamente a una dieta saludable, en países de la región*

Fuente: FAO, FIDA, OPS, WFP, & UNICEF (2020) *PRY = Paraguay

En la medida que las dietas saludables continúen siendo poco accesibles económicamente, los hogares de menores ingresos tenderán a comprar alimentos altos en calorías, para poder cubrir sus requerimientos mínimos, sin cubrir sus otras necesidades nutricionales. Para agosto del año pasado, una dieta energética que cubría únicamente las necesidades básicas costaba 0,95 USD/día mientras que una dieta saludable y diversa, que combinaba las calorías y los nutrientes suficientes, podía llegar a costar 3,89 USD/día. Según datos del Banco Central del Paraguay (BCP, 2021), para agosto de este año se registró una inflación interanual del 5,6% que repercutió en el aumento de precios de ciertos alimentos que componen la canasta básica familiar. Esta situación, sumada a factores estacionales que afectan la producción de alimentos en esta época del año, hacen que el acceso a dietas saludables sea cada vez más restringido.

Se debe considerar que la pobreza y la desigualdad intensifican las barreras en el acceso a dietas saludables, principalmente, en hogares cuyos ingresos dependen de actividades que se vieron afectadas por medidas restrictivas en el marco de la pandemia. Las barreras en el acceso a una dieta saludable se asocian a un aumento de la inseguridad alimentaria y de todas las formas de malnutrición, en particular del retraso del crecimiento, la emaciación, el sobrepeso y la obesidad. Esta situación, se traduce en un problema de salud pública por la persistencia de enfermedades derivadas de dietas de bajo valor nutricional y de baja diversidad. El escenario actual, demanda de forma urgente, políticas públicas que propongan estrategias de intervención que garanticen el acceso a una alimentación saludable a los hogares paraguayos más vulnerables.

Explorando alternativas

Considerando el aumento en los precios de los alimentos, se observaron las mayores barreras en el acceso económico a alimentos frescos como frutas, hortalizas y cárnicos. En este sentido, en el marco de la iniciativa Wendá 2.0, a partir de lo identificado en la fase de descubrimiento, se ha avanzado en la siguiente fase de exploración donde se focalizó en una pregunta de investigación:

A partir de esta pregunta, se construyó la siguiente hipótesis experimental:

A partir de esta hipótesis, el presente ciclo de aprendizajes tiene como objetivo obtener evidencia científica sobre los efectos que la provisión de cupones de alimentos genera en la diversidad alimentaria de hogares con distintos niveles de ingreso. Esta hipótesis también considera que el abastecimiento de frutas y hortalizas debe darse promoviendo los circuitos cortos de comercialización, en este caso, las ferias agropecuarias locales. De esta forma, se busca mostrar la relación causal que existe entre el mejoramiento del acceso económico a frutas y hortalizas y el aumento de la calidad nutricional de las dietas de estos hogares. Estos aprendizajes, aportarán información con rigor científico que facilitará el fortalecimiento de políticas públicas, ya existentes o pendientes de diseño, vinculadas a la seguridad alimentaria en Paraguay.

En la próxima edición del presente blog, se profundizará en los detalles referentes al proceso de exploración y a la propuesta de intervención temática a ser desarrollada. Esta intervención consistirá en proveer cupones para que integrantes de hogares de la zona urbana y peri-urbana de San Juan Nepomuceno (Departamento de Caazapá), puedan canjearlos por frutas y hortalizas en las ferias agropecuarias locales. La misma se desarrollará en el marco de la fase de experimentación del ciclo de aprendizaje diseñado para el desafío de seguridad alimentaria como foco de innovación social enmarcado en la iniciativa Wendá 2.0.

Por Cristian Escobar Decoud, Ana Lucía Giménez y el Equipo del Laboratorio de Aceleración del PNUD

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